En Africa, Portugal dominaba una reducida área en Guinea y un amplio territorio en Angola.
España mantenía su presencia en parte de Marruecos y Rio de Oro en Africa Occidental y, además, las Islas Canarias. Belgica se había anexado al enorme área interna del Congo; Alemania controlaba Camerún, Togo y Afríca Sudoccidental; e Italia le había quitado Libia a Turquía. Algunos países de Africa que mantenían algún grado de independencia eran Egipto, Abisnia y Leberia.
En el Océano Indico el Reino Unido controlaba la India, Birmania, Isla Ceilán y la Federación de Estados Malayo, así como Gibraltar y Malta.
En el pacífico y en el Lejano Oriente dominaba Australia, Nueva Zelandia Tasmania, Las Islas Fidji, SAlomón, parte de Nueva Guinea y Borneo del Norte. Sólo la parte septentrional de la región era dominada por Japón.
China era un objetivo para todos los países pues tenía inmensos recursos y era un mercado potencialmente grande, por lo que todas las naciones querían controlar alguna parte costera del país.
Los británicos se adjudicaron Hong Kong y Birmania, Rusia la provincia de Kulj, los franceses se posesionaron de Indochina y establecieron protectorados en Camboya, Tonkin, Annan, Laos Cochinchina y Japón se apoderó de Corea.
Japón logró implantar su hegemonía en el Lejano Oriente después de dos guerras. Una fue con china (1894-1895) por medio de la cual Japón consiguió que se reconociera la independencia de Corea, Formosa, Port-Arthur.
La otra guerra fue con Rusia (1904-1905) y aseguró la posición de Japón en el mundo oriental.